Sé que el 2020 no fue el mejor año y la mayoría pasamos por muchas incertidumbre, nuestras vidas han sido desarraigadas o puestas en espera, y se ha vuelto casi imposible hacer planes para el futuro. Nos preguntamos muchas veces: ¿Sobrevivirán nuestros trabajos o negocios a la pandemia... cuándo será seguro reunirse con los amigos y la familia y cuándo volverán nuestras vidas a la normalidad? Comenzamos otro año, queriendo que estas inseguridades desaparezcan.

Como muchas personas, estoy experimentando una mezcla de ansiedad y esperanza para este nuevo año, mientras que también intento estar presente y concentrarme en lo que puedo controlar en este momento. En términos de reducción de desperdicios, bueno... las cosas parecen un poco diferentes. El uso de bolsas de un solo uso ha crecido torrencialmente, la cantidad de mascarillas desechadas y todo lo que utilizamos para evitar ser contagiados, nos previene del virus pero está lastimando a nuestra Tierra. Aunque me deprime que nuestra despensa esté llena de envases de plástico y que nuestra basura esté más llena que de costumbre, también me ha obligado a reconocer los privilegios que han apoyado mi estilo de vida de zero waste hasta la fecha.

El estilo de vida zero waste consiste en tomar medidas graduales y conscientes para reducir los desperdicios diarios, y no debe ser restringido en base a su acceso a alimentos a granel y otros recursos libres de plástico, ingresos, ubicación, etc. No importa cómo se vea el mundo en los próximos meses, hay muchas cosas que puedes hacer ahora mismo para reducir los desperdicios sin gastar dinero o tener acceso a opciones a granel. Pero seamos sinceros, en América latina tenemos muchas tienditas de barrio que por lo general venden al granel, todo está en hablar con tu caserita (el dueño o el que te atiende en la tienda) y explicarle que tú deseas comprar con tus fundas o con tus recipientes, de seguro te entenderán.  Y, si eres nuevo en el movimiento de zero waste o te has sentido intimidado por participar, esta es una gran manera de empezar y tener un gran impacto en la reducción de tus desperdicios.

1. Antes de desecharlo.

El primer paso para reducir los residuos es familiarizarse con lo que estás tirando. Primero, considera si algo realmente pertenece a la basura. Investiga de qué materiales está hecho y averigua si puede ser reciclado o convertido en abono. Me sorprendió descubrir que algunos de los artículos que normalmente tiraba no pertenecían, como las toallas de papel y mi cabello (ambos compostables) y las bolsas de plástico blando (muchas pueden ser reciclables). Para todo lo demás que pertenece a la basura, fíjense en los patrones. ¿Cuáles son los artículos más comunes que se tiran: envases de alimentos, artículos de limpieza, productos de belleza? Esto te ayudará a priorizar tus esfuerzos de reducción de residuos para lograr el mayor impacto.

2. Deja de Reciclar los Deseos.

 Hay un dicho sobre el reciclaje: "Es un buen lugar para empezar, y un mal lugar para parar". Aunque el reciclaje es una parte importante de la reducción de residuos, es importante tomar múltiples enfoques para reducir los residuos, incluyendo la reducción de la cantidad que consumimos y la reutilización de lo que ya tenemos. Pero cuando reciclamos, tenemos que hacerlo de forma responsable. Las restricciones de reciclaje pueden variar ampliamente en función de la ubicación, así que asegúrese de consultar su sitio web local de gestión de residuos. Se estima que 1 de cada 4 artículos en el reciclaje no pertenece y la contaminación del reciclaje puede enviar un contenedor entero (¡y en algunos casos, un camión entero!) al vertedero.

3. Organizar eliminando lo innecesario.

Ordenar el hogar no sólo libera el espacio físico, sino que también libera nuestro tiempo y atención. Cuando tenemos menos cosas, es más probable que tratemos con más cuidado nuestras pertenencias restantes y las hagamos durar. Y, cuando podemos ver fácilmente lo que tenemos, es menos probable que compremos duplicados y otros artículos innecesarios. He descubierto que el desorden y la conservación de un hogar más mínimo incluso ha reajustado mis hábitos de compra: me he convertido en un consumidor más precavido, presto más atención a los materiales de los que están hechos los productos y considero dónde acabarán al final de la vida.

4. Usar los productos desechables.

Aunque puede parecer tentador reunir y tirar todos los artículos desechables de plástico y comenzar de nuevo con hermosos repuestos reutilizables, no lo recomiendo. Tómese el tiempo necesario para utilizar todos sus artículos de un solo uso, incluyendo bolsas para sándwiches, esponjas de cocina, productos de belleza e higiene y toallas de papel. Deje que cada artículo sirva a su propósito y dése tiempo para investigar cómo puede ser reemplazado una vez que desaparezca. Esto le dará tiempo para integrar alternativas sin plástico y adaptarse a un estilo de vida sin residuos.

5. Normalicemos pedir prestado o comprar usado.

 No es sorprendente que cuando compramos menos cosas, creamos menos residuos. Pero cuando tenemos que comprar algo, un artículo pre-amado (artículos usados) es la ruta más sostenible. Comprar de segunda mano no sólo mantiene ese artículo fuera del vertedero, sino que reduce el embalaje, la fabricación, el envío y el desperdicio de material que viene con la compra de un producto nuevo. Así que antes de comprar algo nuevo, mira si puedes pedirle prestado a un amigo o comprarlo de segunda mano. Si es posible, retrasa tu compra para ver si realmente lo quieres o necesitas. A menudo cuando esperamos, perdemos el impulso de comprarlo o encontramos algo más que puede funcionar en su lugar.

6. Reducir el desperdicio de alimentos.

¿Sabías que la comida, no el plástico, es el material más desperdiciado en los vertederos? Todos podemos hacer algo mejor para reducir el desperdicio de alimentos y comienza antes de que pongamos un pie en una tienda de comestibles. Empieza con una auditoría de la despensa y la nevera y trata de construir un plan de comidas para la semana alrededor de lo que ya tienes. Luego, seamos realmente buenos almacenando adecuadamente los artículos (¡sin plástico!). Mantén una nevera ordenada y organizada para que puedas detectar fácilmente lo que necesitas consumir primero e intenta ser creativo con tus restos de comida. Muchos restos de verduras pueden guardarse para un sabroso caldo de verduras, el pan rancio puede convertirse en pan rallado y los plátanos dorados pueden hornearse en panes y panecillos.

7. Reparar / reciclar los artículos rotos.

Nos apresuramos a tirar las cosas cuando se ensucian, dañan o rompen y compramos un reemplazo. No tan rápido! Con un poco de investigación, y con un poco de grasa en el codo, es posible que puedas repararlo (o encontrar a alguien que pueda arreglarlo por ti). Todo, desde suelas de zapatos desgastadas (encuentra un zapatero), aparatos electrónicos rotos (contacta con el fabricante o encuentra un reparador local) hasta una alfombra sucia (¿puedes hacer que se vea como nueva con algunos ingredientes domésticos?) Si no se puede reparar y no se puede reutilizar, averigua si se puede reciclar. Hay muchas opciones para los artículos difíciles de reciclar que pueden sorprenderte, y con un poco de esfuerzo, puedes ayudar a mantenerlos fuera de un vertedero.

Espero que estos consejos te ayuden a inspirarte para empezar a vivir con menos desperdicio. Y, si hay algo que te gustaría añadir, ¡por favor, coméntalo a continuación!